-xxiv- La mirada
La mirada se ha vuelto penetrante,
Cada cosa brilla por lo que es
Y no por lo que le asocia el ignorante.
Si mi corazón está con el Amado
El mundo puede disputar conmigo
Que yo camino despreocupado.
Las trazas de lo que fui permanecen,
¡Oh prodigioso fuego!
¿Cómo es posible que surja de ti
Lo que en ti desaparece?
La Unión no me debe nada pues nada sumó
Ni yo estoy en deuda con Ella
Pues nunca fuimos dos.
En el clímax del amor se funden los enamorados
Y no sabrías distinguir quién entre ellos es el amante
Y quién es el amado.
Ambos encajan a la perfección
Pues en su unión no dejan resquicios
A otra cosa que su consumación.
Estar el uno en el otro es su deleite;
Ya no se conforman con menos
Ahora que se bastan mutuamente.
El brocado de la existencia resplandece
En el pecho de los unificados;
Han plantado su triunfo en la cima de los mundos
Sin desmerecer a lo creado.
En la inmediatez tienes la prueba clara de su amplitud,
Si alguno se queda corto no lo sigas
Pues corta es su luz.
Nada guardan para el día del levantamiento del velo
Pues aspiran a ser de los que aquí son los últimos
Y allí son los primeros.
Han encontrado un camino hacia Su Señor
Y lo han seguido;
Felicidades los que se aferren a ellos
Pues son los elegidos.
¡Palabras ensartadas con el hilo de la verdad!
Que se engalanen con ellas los rectos
Y todo aquel que aspire a Allah.