-xxxviii- Los límites son Sus puertas
Los límites son Sus puertas,
Las puertas de mi Amada;
Se hizo evidente la voluptuosidad de sus formas
Justo allí, donde los mundos declinan
Y se alzan majestuosas Sus luces.
En los horizontes están sus alcobas,
Más allá de todo, justo allí
Donde sucumben los mundos y Ella se muestra
En toda la deslumbrante desnudez irradiada
De Su inconmensurable y sin par Belleza;
Allí es donde te espera, siempre anhelante y anhelada,
Para hacerte finalmente Suyo.
Ante Ella palidecen los rostros
Y las miradas se agotan,
Cansadas de tanto mirar sin ver.
Desengañadas han de retornar de sus empeños
Por poseerla; pues en el juego del Amor
Ella es el timón, el barco y el timonel.
Hacia el dulzor de sus aguas
Confluyen los enamorados,
Hacia los vislumbres que de Sí misma asoma
A través de Sus sutiles velos;
Justo allí donde lo irreal
Reasume sus verdaderas formas
Para alumbrar los amaneceres de la consciencia
Tras el extravío, justó allí se consuma mi clímax
Y a Ella me uno.
Los gozos del éxtasis, tras poseerme y poseerla,
Ahora me acompañan siempre;
En la vastedad de Su mirada insondable me perdí,
Y tras el aturdimiento de la visión cara a cara
De sus resplandores, volví a la vida,
Dejando atrás esta sombra con apariencia de hombre
Que por las esquinas jalea sus esplendores
Y Sus bondades pregona
A quien tenga oídos para escucharla
Y ojos para verla.
Loco perdido me hallo tras el encuentro,
Y gimiendo me quedo en Su espera.
No tengo otra finalidad ni ocupación
En esta pobre existencia
Que beberme el vino de sus efluvios
Y estar siempre borracho,
Para así poder clamar, como Ella se merece,
Las bondades y dulzores que encierra
Su cálido y amoroso regazo.
Muy bueno
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Muchas gracias señor.
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