Sobre el espejo límpido de la consciencia,
Libre de los nubarrones del apego,
Emergieron los impetuosos soles
De Su sublime presencia;
Ella lo es todo para mí,
Siempre lo fue…
Pero ahora que muero es cuando lo ha visto
El ojo de la certeza.
-despojosdeoccidente
COMENTARIO:
Se trata de un poema de muerte que nos remite un lector anónimo desde el anonimato de la matriz profunda. Desde esas profundidades, insondables para el ojo no acostumbrado a sus lumínicos resplandores perpetuos, inmaculados, cegadores y sublimes, nos ha hecho llegar su poema de despedida.
La Luz de la Verdad que en los corazones mora es cegadora. ¿Por qué? Porque su fulgor anula cualquier otra realidad que no sea la Suya. En esta comprensión y sabiduría moran, viven y mueren los hombres de Dios; los verdaderos hombres, aquellos que hicieron olvido de todo para perpetuarse a Su lado, en la eternidad -sin fin ni principio- de Su pura presencia.
Una mujer rodeada de lámparas.
-Gran bazar de Estambul-
Ella es la luz de las luces, guía y quibla de todos los dominios.
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