Cese en su aflicción y se regocije
Aquel que conozca las penas de mi corazón,
Pues mi sufrimiento ha llegado a su fin.
Ya no hay sitio en mi corazón para la tristeza:
He alcanzado mi objetivo, que era la Unión.
Alabo al Señor del Cielo, me prosterno hacia la quibla
Y digo: ¡Hoy he sido aceptado!
Estaba sepultado en el sueño de la distracción,
Pero he aquí que he despertado a la Alegría.
¿Quién temerá ahora las palabras del envidioso
O del tramador de intrigas?
-Sidi Qaddur l-‘Alami
COMENTARIO:
Ahora que hemos despertado del sueño del olvido de nuestra auténtica realidad, más allá de esto o de aquello, ¿Quién temería? ¿Quién podría sentir ahora las agónicas punzadas de la muerte y del miedo?
Nos hemos alzado, victoriosos, sobre una oscuridad de tinieblas que una vez se cernieron sobre nuestro ojo, nublándonos de la visión verdadera, siempre esplendorosamente radiante, majestuosa y bella.
Exaltado sea el Señor de Trono Inmenso, sobre Sí mismo asentado, pues nos concedió algo sorprendente, inaudito. El miedo quedó desterrado y ahora, en su lugar, lo único que resplandece es la belleza de ser lo que realmente somos y una alegría pura.
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