Libre de los nubarrones del apego
Y de las desquiciantes querencias mundanas,
Refulgentes joyas ocultas -sorprendentemente desveladas-
Ante mi mortecino ojo ahora se manifiestan.
(c) harapos-de-occidente
COMENTARIO:
Un poema de muerte, sencillo y sin más pretensiones que cantarle a la muerte, es decir, al descorrimiento del velo de las mundanas apariencias, en las cuales los personajes que creemos ser tan torpe y estúpidamente se perpetúan, completamente ajenos al verdadero devenir de la trama de la verdadera existencia.
Todo el mundo debería cantarle a la muerte, a modo de inspiración auspiciosa y placentera, y más en estos tiempos depravados de pestes fabricadas, de matarifes desnortados y de degollinas masivas (las vacunas y el 5G harán estragos). Empero, el común de la gente se dedica a aplaudir, a cacerolear y a esperar a que el gobierno genocida les de permiso para salir a la calle a estirar un poco las piernas. ¡Gilipollas!
Que mi Dios les bendiga con su santo espíritu…
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