Que los muertos entierren a los muertos,
Y que los vivos desenreden su corazón
Y lo liberen de apegos y ataduras.
Que los muertos aniden en el dolor por los muertos,
Y que los vivos aniden en el lecho
De las luces imperecederas.
Que los muertos lloren a los muertos,
Y que los vivos lo desatiendan todo,
Excepto al Viviente por Sí mismo
Que no desfallece nunca.
Que los muertos de miedo a morir,
A causa de la amenaza fantasma del Covid19,
Se esfuercen y hagan todo lo posible para no morir
Siguiendo las directrices del gobierno terrorista,
Esto es, confinándose, guardando la distancia,
No interactuando humanamente con sus semejantes,
Llevando el bozal y vacunándose.
Que los gilipollas hagan todo eso para no morir,
Aún a costa de morir,
Y que cuando mueran, que los entierren los muertos
Y que los zombis lloren por ellos.
Que los muertos se lamenten y penen por los muertos,
Y que los vivos se solacen y se alegren
En el despuntar de los deslumbrantes amaneceres
Y en las vivificantes contemplaciones
De las desnudeces de Layla,
La mujer primigenia.
-despojosdeoccidente
COMENTARIO:
Se trata de un canto a la muerte, y a la vida verdadera que tras la caída del velo de lo que no es Ella, se yergue. Un canto, o coplilla, que no rima ni ná de ná, que no es ni bueno ni malo, que no es ni siquiera mediocre o medianamente decente; un canto que, por no ser, ni es ni no es. Un canto que se pierde en el vacío insondable de la eternidad del instante, un canto evanescente que se extingue en el infinito, como los evanescentes ecos que declinan y a los lejos se pierden.
Un canto, y esto sí es lo importante, dedicado a Ella, por ser como es; hermosamente bella, radiantemente luminosa, gozosamente serena y fértilmente amorosa, que transforma en beatitud y belleza todo cuanto toca.
Advertencia importante:
¡No lograrán aplastarnos!
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