Un poema de Mahmud Shabistari
Adaptado al español por despojosdeoccidente
En el mar de ‘Uman las ostras perladas brotan a la superficie
Desde las más profundas profundidades
Y aguardan arriba, abiertas.
Entonces una neblina, procedente del mismo mar,
Suavemente las cubre y una fina llovizna las colma
De Verdad y de bendiciones.
¡Oh! ¡Pero! Todos los caminos hacia la Unidad están sellados
Y firmemente cerrados por un millón de nudos,
De modo que las conchas se vuelven a hundir
En las profundidades del océano,
En espera de que los buzos busquen y encuentren
Las joyas que llevan en su interior ocultas.
El mar es el Ser Eterno, no nacido y no muerto;
La orilla es el cuerpo,
La niebla es la bendición
Y la lluvia es el fruto del conocimiento (del Nombre).
La sabiduría es el buzo recubierto de perlas;
La vida efímera de los sabios es un relámpago
Que va esparciendo los ecos de la verdad
De boca a oído.
¡Oh! ¡Pero! Cuando lo externo se abre
Y deja entrever sus joyas ocultas…
Olvídalo todo y contempla el brillante resplandor
De las perlas.
COMENTARIO:
Esta joya de sabiduría del maestro no debe ser comentada, pues ello implicaría añadir un velo y enturbiar su significación profunda. Lo único que diremos, para los inadaptados a la formalización de las formalidades externas, es que lo externo es la carcasa, la cobertura desechable, y que el interior es imperecedero, omni-abarcador, omni-alumbrador y omni-penetrante.
El tiempo se agota, el Covid20, la próxima versión del virus fantasma, será mucho más terrorífico que su hermano pequeño. Los confinamientos severos se irán alternando con los parciales desconfinamientos, hasta que todo culmine en un apagón total y absoluto. Se cierne una abominación desoladora, y el ganado humano duerme y se afana en apurar la última ventana de oportunidad para seguir disfrutando en las playas, a la espera del rebrote de invierno, completamente ajenos a la realidad de que tal y como se vive, se muere; y tal y como se muere, se vuelve a la vida. La inercia de la consciencia sigue siempre la querencia de aquello que se interiorizó y echó raíces en el plano del subconsciente, hasta convertirse en la respuesta innata y primaria que nos impulsa. Las luces y las sombras, tras la caída del velo, que los necios llaman “muerte”, se unirán inexorablemente a sus iguales.
Vivir por vivir es una mala idea. Cultiven las luces, mueran y sean felices. Empero, no es propio de los hombres de Dios –los verdaderos hombres- morir sin luchar, así que nosotros lo tenemos todo preparado para resistir en un zulo a prueba de los ataques de los perros del gobierno terrorista español, así como frente a la avalancha zombi de los desesperados, tanto sintomáticos como asintomáticos.
Tenemos de todo: Agua, comida enlatada, mascarillas de gas, cerillas, velas, linternas, pilas, revistas de mujeres empelotas, botiquines, ropa de supervivencia en condiciones extremas y munición de sobra para nuestro AK-47 y para nuestro lanzagranadas 6G30 (calibre 41mm).
¡Es correcto!
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