Adaptado al español por despojosdeoccidente
Un derviche loco, ebrio de amor,
Fue en busca de colinas perdidas
Y de páramos no hollados nunca por pie humano.
Los leopardos salvajes eran su única compañía.
Su corazón se sumergió en una especie
De éxtasis inquieto,
Y durante veinte días permaneció en ese trance,
Cantando y bailando, exultante:
“No hay separación, Tú y yo somos uno;
La felicidad y el dolor se han ido volando”.
Muere para ti y no hace falta que te sigas apartando del mundo,
Pero dale tu corazón a quien con sinceridad te lo pida.
El hombre cuya felicidad dimana directamente de Él
Ha escapado de la existencia,
Y el hechizo del mundo deja de ejercer sobre él
Su poder de influencia.
Regocíjate, regocíjate por siempre en el Amigo Íntimo,
Hasta que no seas más que una voz que clama
De puro éxtasis.
-Farid ud-Din Attar
COMENTARIO:
Meterse con los hombres de Dios, con aquellos que se fueron por amor y regresaron por amor, es una muy mala idea, pues los malaikah velan por ellos de noche y de día, de instante a instante. Pretender confinar, poner un bozal, vacunar y asesinar a los siervos del Uno-Único traerá al mundo unas nefastas consecuencias. Hasta el último día, hasta el establecimiento final de la Hora, un remanente fiel permanecerá apegado a las luces, inaccesibles a la iniquidad del pueblo elegido –la casta parasitaria. Son ellos, los hombres de Dios, los que mantienen el velo de este mundo efímero para que a los rezagados que aún aspiran a Allah les dé tiempo de llegar a su tan anhelada meta en el océano sin orillas de la presencia de la Luz de las luces. Cuando el último de ellos muera habrá llegado la hora de la rendición de cuentas.
Para ellos, para los locos de amor, el mundo y cuanto contiene quedó reducido a cenizas; tan solo les ha quedado un corazón que clama exultante las verdades del Bienamado. Su corazón no les pertenece, sino que su clamor es el de un grito que desde lo alto los convoca a la asamblea de los veraces. Nada tienen, ni por nadie son poseídos; ellos son los verdaderos hombres, los últimos hombres libres. Si les pides por Allah, ellos te lo dan todo; si les pides por algo que no sea Él, ellos desaparecen.
¡ALLAHU AKBAR!