La verdad no es lo que quieres que sea,
La verdad es lo que es;
Y tú debes vivir conforme al poder de la verdad
O conformarte a vivir en la mentira.
-Miyamoto Musashi
COMENTARIO:
Sabias palabras del maestro, sabias y profundas palabras de un viejo samurai, unas palabras cuya significación profunda solo es accesible a los que viven en la profundidad de lo que es –en las profundidades del espíritu que todo lo penetra, y no en los ropajes de las apariencias siempre cambiantes, esto es, en la superficialidad de las cosas, en la carcasa desechable de las cosas.
Solo los que ven sin ver, los que oyen sin oír, lo que palpan sin palpar, lo que piensan sin pensar y los que sienten sin sentir, solo ellos tienen acceso a ese otro mundo, a esos otros cielos, a esa otra tierra, a esa otra realidad diáfana y clara que cual radiante joya desvelada brilla, más allá del “yo” o de lo “otro”. Los demás se limitan a perpetuarse en el engaño de lo que creen ser, mientras aguardan temblorosos la muerte de una ilusión, la muerte del espejismo de sus personas –los personajes que, de forma tan lastimera y doliente, arrastran en impedimenta.
Vivir conforme al poder de la verdad es ser uno con Layla –la mujer primigenia, en contraposición a conformarse con la mentira de ser lo que creemos ser, es decir, de no ser nada más que dispersión, multiplicidad, capricho, mascarada, mascarilla, barbijada e impostura –un personaje que se cree su propia mentira, quedando así velado con respecto al foco alumbrador de la película.
Hay otra vida en esta vida, encuéntrenla antes de que se levante el telón, la tierra sea aplanada y cada cual se una a su igual, en las luces o en las sombras.
Dedicado a Ella