Cuando se distrae con los niños que ríen y aplauden, o con una joven y hermosa mujer, o cuando discute con ancianos amargados, o con hombres completamente diferentes, el sabio, cuya ignorancia ha sido abolida por la iniciación de su gurú, está libre de la ilusión de las apariencias. – Adi Shankara
COMENTARIO:
Cuando juega con los niños sin bozal, metidos en el barro hasta los tobillos y rezumantes de mocos y mierda, a pesar de lo cual están sanos y felices, o cuando piropea a las bellas mujeres que en la lozanía de la vida están, a pesar de lo cual no se enfadan pues feministas no son, o cuando charla acerca de la falsa pandemia con los viejos miedosos, estúpidos e ignorantes que se creen las mentiras de la TV, o cuando, simplemente, se sienta sin bozal en la acera de una concurrida calle para ver pasar al ganado humano, el sabio, siempre contento y satisfecho de ser lo que es y no necesitar nada de lo que el mundo tiene que ofrecer, gracias a la bendición del maestro, un sabio tal comprende que estamos viviendo el fin de los tiempos de la Tortilla Terráquea y aguarda paciente y sonriente a que el sol se pliegue y las montañas se pongan en marcha como si fueran lana cardada, tal y como el Libro Sagrado (el Corán) afirma que sucederá.
Y mientras espera a que todo se derrumbe, sonríe divertido, no deja de sonreír.