Cuando quiera y dondequiera que haya una declinación en la práctica religiosa (verdad, justicia, rectitud, nobleza, belleza, sinceridad, desapego, generosidad, bondad, etc), ¡oh, descendiente de Bharata!, y un aumento predominante de la irreligiosidad (deseo, ira, ignorancia, miedo, injusticia, hipocresía, egoísmo, mentira, libertinaje sexual, materialismo, ateísmo, maldad, etc), en ese entonces, Yo mismo desciendo.
Para redimir/vengar a los piadosos (la gente de bien) y aniquilar a los infieles/nefarios (la gente atada al subjetivismo humano), así como para restablecer los principios de la religión, Yo mismo aparezco, milenio tras milenio.
