Una vez caída la máscara del impostor
Que creyó vivir,
No quedó más que un eco
Que en el vacío reverbera,
Llevado por los cálidos vientos
De una predestinación
Que a mí lo hace retornar,
Haciéndome sentir ingrávido, liviano.
Ahora, por fin, soy el mismo ya que era
En el remotísimo vientre de Ella.
-Uzman García.