Desde que desperté
Del fatídico sueño de la vida,
No he hecho otra cosa que descorrer velos,
Jugando a iluminar las oscuras estancias
Del alma encarnada.
Desde que regresé a mi verdadero hogar
En la fuente y sumidero de todas las luces,
El vaporoso espejismo de la nada se apoderó
Y tomó posesión de mi consciencia,
Devenida ahora en el fiel espejo en el que solo Ella,
Y sus fulgores,
Se manifiestan.
-despojosdeoccidente
COMENTARIO:
Este canto al amor no debe ser comentado, sino estudiado, memorizado e interiorizado, con vista a las vistas inconmensurables de la visión pura, desprovista de la perturbación del yo desenfocado, y que Ella solo muestra a sus más fervorosos y enloquecidos enamorados.
FIN.