Se precipitan los acontecimientos del fin de las edades, o de los siglos, o de las eras, y es urgente mantenerse humanos y morir humanos, aun a costa de ser martirizados por no someterse a los terroristas del gobierno terrorista de España, y de todos los países del mundo, todos ellos al servicio de la serpiente antigua.
La pandemia fabricada está siendo desmontada por el deep state, poco a poco, y nuevas fases se avecinan hacia la culminación del Gran Reseteo transhumanista que se avecina, tras demoler la vieja normalidad de creerse libres para poder hacer, democráticamente, lo que se quiera: básicamente trabajar duro para poder comer, follar, distraerse, viajar.
Tras la radical despoblación catalizada por las vacunas asesinas y la guerra nuclear que se desatará en febrero-marzo de 2022, el anticristo hará acto de presencia en el metaverso de la Torta Terráquea, ofreciendo paz, orden y felicidad para todos; una felicidad en la que los sobrevivientes de la “Agenda 2030” de la ONU no tendrán nada, serán inmovilizados y conectados a la “nube” –la IA que proyectará divertidos metaversos de la era pre-vírica en sus hackeadas mentes, y que determinará la obsolescencia de cada meta-ciudadano.
Si el engaño ha funcionado con la simple gripe magnificada por los terroristas y elevada a la categoría de pandemia (como les funcionó el holocausto judío, el terrorismo islámico, la ideología de género, etc), y si el ganado humano ha obedecido, se ha enmascarado, se ha vacunado, se ha distanciado, se ha deshumanizado, se ha quebrado la economía… entonces ya no hay nada que hacer y cualquier otro engaño que el deep state le escupa a la gente a la cara funcionará igual de bien, lo que sea: un ataque de los extraterrestres, el recalentón climático, otra pandemia… el hombre de hoy está condenado por su propia desidia, salvo el remanente del remanente del remanente humano fiel.
FIN.