Allí donde el punto de la circunferencia
Besa su origen en el centro vertebrador
De la trama de la existencia condicionada
Y se desprende de los últimos vestigios
De lo que no es Él,
Búscame.
Allí me verás y comprobarás
Que yo soy el Amado
Por el que todas las generaciones suspiran,
Aunque no lo sepan.
No retires la luz de tu ojo
En ninguno de tus caminos,
Y ni la enfermedad ni la muerte te tocarán jamás.
Así has de proceder para verme y ser salvo:
Si me ves en el no ser de las cosas,
Me ves en la luz que a las cosas alumbra;
De esta forma tu luz y mi luz se besan y te eternizas.
Empero, o pero, si me ves y crees que no me ves,
Es porque todavía tienes que descorrer más velos
De tu ojo aturdido por el esplendor de Mi gloria,
Hasta que el último telón caiga
Y lo que Yo no soy se muestre a tu ojo por su luz,
Y no por lo que Yo para ti aparento.
En los pabellones resplandecientes
Y rebosantes del esplendor de Mi gloria,
Te espero.
Ven, corre y refúgiate en Mi, querido mío,
Antes de que sea demasiado tarde
Y la pérdida del tiempo en aquello
Que no incumbe al clarificado del espejo de tu consciencia,
Te degrade y seas aniquilado.
@ despojosdeoccidente. Los derechos no están reservados ni no reservados, sino que reposan en la ingravidez de la luz en ámbito de la visión pura.
COMENTARIO:
Estamos viviendo el fin de los tiempos, lo cual es una evidencia evidente para todo el mundo, excepto, evidentemente, para los obnubilados por las querencias que el falso yo proyecta a modo de película para la perdición del alma, en la cual ya casi nadie cree, por lo que huelga hablar de su trascendencia a los creyentes ateos.
La luz viene ya a reclamar todos sus dominios, y los que no moren en la luz cuando la luz venga a la final trompeta, serán exterminados.
El que tenga entendimiento, entienda, y que se dedique al pulido de su consciencia.
FIN.